Columnistas
El resultado de la interfase entre ciencia/conocimiento, política pública y toma de decisiones marca la diferencia entre buen o mal desarrollo en un país o región.
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El resultado de la interfase entre ciencia/conocimiento, política pública y toma de decisiones marca la diferencia entre buen o mal desarrollo en un país o región.
Lo que en el fondo piensa Claudia Sheinbaum Pardo, que, en tribal acto, muy al estilo de su jefe político, Andrés Manuel López Obrador, recibió el “bastón de mando” —what the f… that means— en un café aledaño al Palacio Nacional, que se ha convertido en templo mayor de la 4T, es, por ahora un misterio, y probablemente lo seguirá siendo mientras el presidente no se retire ha La Chingada, su rancho en Palenque.
Con la confirmación de Claudia en Morena, junto con Xóchitl en el FAM, México tiene la enorme posibilidad de tener una mujer en la Presidencia antes que Estados Unidos. Para nada es un tema menor.
La “respuesta” de los diputados de XVII Legislatura de Quintana Roo al primer informe de gobierno de Mara Lezama Espinosa fue como es y ha sido siempre en este tipo de actos, en los que no se responde a un documento recibido a lo sumo unos pocos minutos antes, sino que se establece la tónica de las relaciones políticas, no solo entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, pues también los posicionamientos de los partidos e incluso algunos legisladores particulares son un verosímil indicador para el futuro lustro.
El espíritu de la nación vive una democracia muy incipiente, lejana a la realización plena, por lo que nuestras certezas en ese sentido han tenido que darse en el fortalecimiento institucional y no en una vocación colectiva.
Con pensadores libres e informados, comprometidos con su sociedad, la democracia puede evolucionar y sostener una sociedad más desarrollada y sostenible. El requisito indispensable y necesario es tener estadistas en el gobierno. Y ese es el reto y la oportunidad que tienen los votantes antisistema.
El balance sexenal será, pues, de una mediana hacia mayor reducción de la pobreza, lo que sin duda tiene sus méritos y es ganancia, pero la desmesura que registrarán las casillas electorales el domingo 7 de julio de 2024 reflejará solo la “bonanza mañanera” y, por ende, estará a muchos años luz de la realidad. La arrolladora popularidad del presidente López Obrador definirá la elección presidencial —esperemos que no la legislativa— y será para bien, pero no suficiente.
Es imperativo que nuestra sociedad reconozca el libre pensamiento y no coaccione a quienes ejerzan ese derecho, aunque sean empleados del gobierno o beneficiarios de programas sociales.
La política pública alimentaria debe ser mucho más integral e inclusiva, no basta con repartir fertilizante y ofrecer una pequeña capacitación. El reto es mucho mayor, y lo será aún más si México pierde en el panel del TMEC.
La ciencia, el conocimiento y el razonamiento lógico, a pesar de que ahí militan o con ella simpatizan varias mentes brillantes de todos los campos, no es así que se diga como que una fortaleza de la Cuarta Transformación.