La profunda, patética ignorancia del presidente de México y sus adláteres, especialmente nocivos en el Congreso de la Unión —que cuentan entre sus filas a los pseudolegisladores del Morena, los impresentables verde ecologistas y a las marionetas soviéticas trasnochadas del PT, principalmente, en un lapso relativamente breve ha asestado dos severos golpes al país: los libros de texto gratuitos, estólidos e ignaros, vergonzosos por sus pueriles errores y ofensivos por su descarado contenido ideológico, que pretende imponer el gobierno ante la defensa de las oposiciones y algunos estados, y un inminente panel de controversia en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que en realidad es el que nos hace precariamente viables como economía gracias al fenómeno del nearshoring, ventaja que está a punto de desaparecer antes de que se concrete la instalación de factorías chinas para surtir al mercado estadounidense —Jauja circunstancial, sin méritos gubernamentales, sino geo-económicos—: el asunto del maíz transgénico: el país vecino del norte solicitó el temido panel para la solución de diferencias en disputa sobre las políticas de malís transgénico en México.
Entre los muchos medios —casi todos— que ayer publicaron despachos urgentes, aleatoriamente tomamos la entrada de El País, emitido a las 13:02 horas: “Para Estados Unidos los cambios al decreto que prohíbe la importación de maíz transgénico son insuficientes y han vuelto a amagar con llevar el tema a un panel de controversias vía TMEC, para frenar de tajo la iniciativa del presidente López Obrador”.
Desde el 23 de junio de 2009 escribimos lo que sigue en este mismo espacio:
“Leemos en la prensa una nota al propio tiempo preocupante y vergonzante: Canadá se suma a Estados Unidos contra México en la controversia sobre el comercio de maíz transgénico, pero no se trata de un diferendo sobre aranceles, integración nacional de los productos, dumping o algún otro tema típico del comercio internacional, sino de un tema científico-tecnológico y de salud en el que el gobierno mexicano, por lo menos su presidente, ha demostrado una ignorancia tan supina como obcecada.
“‘El gobierno de Canadá decidió sumarse a la solicitud de consultas que hizo Estados Unidos, bajo el capítulo 31 del T-MEC, contra México por la prohibición al maíz transgénico para consumo humano por considerar que la decisión no tiene bases científicas’”, abre El Universal.
“¿Será que el señor López, en algún cubil casi en penumbras, apenas iluminado por humeantes veladoras rojas, rodeado de cortinas de hilos con chaquiras, conchas y caracolillos, y por efigies de santos y símbolos propiciatorios del más allá —eso sí: con música New Age—, sacó las estampas de los santitos que, junto con los consabidos 200 pesos, guarda en la cartera —esto no es aderezo narrativo ni figura literaria de tipo alguno, pues las ha mostrado en sus “mañaneras”— e inquirió a los espíritus allende este mundo si el maíz transgénico era cosa del demonio y podía causar daño a las personas que osaran consumirlo? Tal vez, pero a científicos serios de este mundo, no del más allá, evidentemente no los consultó o por lo menos no los escuchó”.
En aquella ocasión nos apoyamos en dos autoridades internacionales sobres tema:
“‘Hasta la fecha, los países en los que se han introducido cultivos transgénicos en los campos no han observado daños notables para la salud o el medio ambiente. Además, los granjeros usan menos pesticidas o pesticidas menos tóxicos, reduciendo así la contaminación de los suministros de agua y los daños sobre la salud de los trabajadores, permitiendo también la vuelta a los campos de los insectos benéficos. Algunas de las preocupaciones relacionadas con el flujo de genes y la resistencia de plagas se han abordado gracias a nuevas técnicas de ingeniería genética”.
Resumen de las conclusiones de “El Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación 2003-2004” (Freen Facts).
La Organización Mundial de la Salud dice al respecto:
“Los diferentes OGM (organismos genéticamente modificados) incluyen genes diferentes insertados en formas diferentes. Esto significa que cada alimento GM (genéticamente modificado) y su inocuidad deben ser evaluados individualmente, y que no es posible hacer afirmaciones generales sobre la inocuidad de todos los alimentos GM. Los alimentos GM actualmente disponibles en el mercado internacional han pasado las evaluaciones de riesgo y no es probable que presenten riesgos para la salud humana. Además, no se han demostrado efectos sobre la salud humana como resultado del consumo de dichos alimentos por la población general en los países donde fueron aprobados. El uso continuo de evaluaciones de riesgo según los principios del Codex y, donde corresponda, incluyendo el monitoreo post-comercialización, debe formar la base para evaluar la inocuidad de los alimentos GM”.
La información de prácticamente todos los medios da cuenta desde ayer de los riesgos comerciales y de seguridad alimentaria que el famoso panel significa, ahora que está más cerca de arrastrarnos.
“Por lo pronto, los mexicanos quedamos como idiotas, totémicos e idolátricos. ¡Gracias, presidente!”, concluíamos en el texto citado: por supuesto, reiteramos.
HOMÚNCULOS
La ciencia, el conocimiento y el razonamiento lógico, a pesar de que ahí militan o con ella simpatizan varias mentes brillantes de todos los campos, no es así que se diga como que una fortaleza de la Cuarta Transformación.
De hecho, varios de estos militantes ilustrados se han metido por convicción —¿enajenación? — política, superpuesta incluso a sus conocimientos científicos y académicos, a una batalla quijotesca por defender lo indefendible: los libros de texto para la educación básica recién entregados son aberrantes, están plagados de mentiras, fallas, errores, erratas y otras ratas.
Sufrimos, en serio, al ver a mexicanos tan preparados e inteligentes (?) pasar las de Caín, parir chayotes en dantescas apologías para salvarle el honor al gobierno, sin duda a sabiendas de que ahí va su honor y su prestigio profesional.
Ese es amor, y diríamos que, del bueno, de no ser porque la mentira y la impostura no caben en el credo amatorio sino en la alienación total.
GRILLOGRAMA
De casta le viene al galgo…
Se ve que no son fortuitos
Esos yerros malhadados
De aquellos mismo tarados
Que hicieron libros gratuitos
columnacafenegro@gmail.com