El Gobierno del Estado es una cosa y la Uqroo es otra, pero Quintana Roo es una sola entidad federativa, de manera que las relaciones que ahora, con la asunción de Natalia Fiorentini Cañedo, primera rectora elegida bajo el estatus de autonomía de la máxima casa de estudios de la entidad, acaecida ayer, el cuidado de las relaciones institucionales será inmediatamente definitorio, algo así como Julio Cortázar definía el primer mes de una relación de pareja: lo que se establezca en este principio se hará costumbre, se convertirá en usanza y se establecerá como regla tácita, y ambas titulares tienen cuatro años por delante para establecerla, pues la gobernadora Mara Lezama Espinosa apenas está por concluir su primer año al frente del Poder Ejecutivo quintanarroense, por lo que atestiguará y convivirá con el periodo inicial de cuatro años de la académica.
Los augurios, es decir, el fondo, los mensajes concretos bajo el fasto y el protocolo —ambas funcionarias parecen poco dadas al oropel y los fingimientos protocolarios—, lucen auspiciadoras de buenos tiempos para la Universidad Autónoma de Quintana Roo, parangón fundamental de la educación superior en la entidad. No solo por el casi procaz hecho de que la universidad depende económicamente casi por completo del presupuesto que propone el Ejecutivo, define el Legislativo y ministra el primero, sino porque prácticamente todos los recursos e instrumentos que requiere la institución dependen del gobierno y porque este se beneficia de los productos, especialmente en términos humanos, que genera la casa de estudios surgida en 1991, bajo el periodo gubernamental de Miguel Borge Martín.
Antes de llegar a su autonomía, la Uqroo fue muchas veces tomada como coto de poder por los gobernantes en turno, en quienes recaía de manera exclusiva, simulaciones aparte, de nombrar al rector en turno, que —momentos excepcionales habidos— a veces ejercía como una especie de capitán general para el control de una institución y sus integrantes, académicos y estudiantes que, al ser generadores y portadores de ideas y conocimientos, siempre resultan amenazantes para el ejercicio absoluto del poder que, para bien o —mayormente— para mal, caracterizaba a los primeros sexenios del estado libre y soberano.
La gobernadora Lezama fue muy clara en este sentido, al declarar en la ceremonia efectuada en la plaza del Centro Cultural Universitario del Campus Chetumal que “la institución alma mater de muchos quintanarroenses cuenta con su gobernadora para afrontar los retos que se avecinan”, sesión de la Sesión Pública y Solemne de la Junta Directiva, que preside Enrique Baltar, en la que fungió como invitada principal y de honor, mas no como jefa ni patrona.
El nexo institucional en el concepto de la gobernadora, en todo caso, derivará de que ambas instancias se afrontan un “momento muy especial” que vive Quintana Roo, que es “de transformación profunda, en el que la participación de la universidad es una fortaleza que se suma al Nuevo Acuerdo por el Bienestar y el Desarrollo que considera que la educación es una herramienta básica para cerrar las brechas de la desigualdad social”.
No omitió la mandataria en señalar que esta será la primera ocasión en que el gobierno estatal y la principal autoridad universitaria recaigan en mujeres al mismo tiempo, pues ella es la primera gobernadora y la rectora es apenas la segunda en ocupar el cargo.
Por su parte, la nueva alta funcionaria universitaria dijo, en primera persona del plural —asunción verbal muy distinta a la de su autócrata y engreído antecesor, el empresario y rico notario Francisco López Mena, que llegó en su gestión al borde del culto a la personalidad ya la entronización del más grosero yoísmo—, “vamos a hacer una rectoría de proximidad y austera, cercana a la gente, donde digamos no al ego que impide el diálogo y el reconocimiento de las aportaciones de los demás”, poniendo consciente y por lo menos decididamente —ya se verá si valiente— en la llaga que dejaron numerosos conflictos que el venturosamente saliente abogado mantuvo sin transigir un ápice con los trabajadores, alumnos y maestros, estos últimos agremiados en creciente número en el aguerrido Sauqroo, que le sacó canas verdes al engreído cancuniqué que malamente nos legó el gobierno de Carlos Joaquín González, que seguramente volverá a sus lujosas oficinas del septentrional polo turístico, no sin antes darse un baño contra los piojos y las garrapatas sureñas.
LA DICHA INICUA…
De los recientes días, cuando se postuló para el cargo de rectora de la Uqroo, rescatamos un texto (ad litteram) que la doctora en Historia y catedrática de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM presentó a la malograda Comisión Especial que se sacó una terna “patito” y tuvo que ser suplida, luego de tremendo jalón de orejas, por el máximo órgano de gobierno del a Uqroo:
Visión de la Universidad Autónoma del Estado de Quintana Roo / Dra. Natalia Fiorentini Cañedo
A 32 años de su creación, la UQRoo no sólo debe recuperar su origen, el cual está señalado en el “Decreto de Creación” de 1991, que refiere que esta noble institución nació con la misión de contribuir a la consolidación de la educación superior en la región y fortalecer la presencia de México en Centroamérica y el Caribe a través de programas educativos pertinentes, líneas de investigación vinculadas con las necesidades del entorno, programas de intercambio académico y cultural y la vinculación con otras instituciones. También debe contribuir de manera decidida a la solución de los retos que tenemos en el estado y ser un faro que ilumina el camino hacia el futuro en materia de innovación social, tecnológica y científica.
Para lograr lo anterior será necesario fortalecer las condiciones internas que permitan que los impactos de la docencia, la investigación, la vinculación y la extensión universitarias se desarrollen de manera articulada, y que tengan en el centro de su actuar los retos locales y estatales en el marco de la Agenda 2030, de esta forma la UQRoo cumplirá con su responsabilidad social de incidir positivamente en los retos que tenemos como sociedad.
Un proyecto universitario del alcance que se propone, de carácter colectivo y que se conjuga en plural, requiere de una Universidad de puertas abiertas, estrechamente vinculada con la sociedad quintanarroense a la que se debe, los sectores productivo, público y social; sus egresados y egresadas, así como con otras instituciones educativas y científicas para generar las sinergias y alianzas que sean necesarias.
Lo anterior requiere de un equipo conformado por personal administrativo y docente altamente comprometido y motivado, capaz de diseñar soluciones creativas e innovadoras ante los retos internos y externos que tenemos, en el marco de un clima laboral sano, centrado en las personas en donde el logro vaya acompañado del reconocimiento individual y colectivo, así como por una comunicación oportuna y asertiva con todas y todos, en un entorno incluyente, justo, respetuoso, abierto al diálogo, que valore el papel y la contribución de cada uno de los y las integrantes de la comunidad universitaria.
De ahí que se consideren cinco ejes estratégicos en plan de trabajo del periodo rectoral 2023-2027: el fortalecimiento y diversificación del financiamiento, la educación integral de calidad, la investigación para la sostenibilidad, la gestión responsable y la vinculación estratégica, junto con la transversalización de la perspectiva de género, la sostenibilidad y la innovación en las funciones sustantivas y administrativas de la Universidad. Con ello la UQRoo cumplirá la misión que nos fue conferida desde nuestro origen y que hoy por hoy en un ejercicio de autocrítica no hemos cumplido a cabalidad. Es tiempo de recomponer el rumbo y redoblar el paso.
GRILLOGRAMA
Adiós a Su Majestad…
Y que no más, por favor
Pase lo de López Mena
Evitándonos la pena
De tener otro “rey-tor”
columnacafenegro@gmail.com