Ya de por sí considerada entre la clase política, los comerciantes y, sobre todo, el pueblo en general como la peor de la historia, la inicua presidenta municipal de Othón P. Blanco, demarcación cuya cabecera es la capital de Quintana Roo, Chetumal, Yensunni Martínez Hernández, ya no solo se conforma con perpetrar contra la sociedad una pésima administración, notoria por la garrafal atención a sus gobernados, la intensificación de los males que padece la astrosa ciudad —de manera acusada, la inseguridad—, contra su legendario orgullo histórico, sino que se prodiga en acciones ilegales que fácilmente caerían en lo criminal, como la violenta intrusió, el pasado sábado, de policías municipales al fraccionamiento Club Residencial Andara, para levantar, secuestrar —no hay otros términos, pues se presentaron sin ningún tipo de orden o mandato, y armados— a inocentes e inermes trabajadoras de vigilancia de las casetas reinstauradas luego del golpe previo, que consistió en retirar las plumas, rejas y personal encargado.
Lo peor fue, después del funesto hecho que sin más se llevaron presas con lujo de violencia a las empleadas de seguridad, sencillas y honradas trabajadoras —entre ellas, una señora mayor, empleada de limpieza—, que ni siquiera son guardias —ni un tolete tenían para ejercer algún tipo de fuerza—, sino simples vigilantes, fue que lo hicieron en camionetas patrulla que donó al municipio el Gobierno del Quintana Roo de Mara Lezama Espinosa, que Yensunni ni siquiera se ha molestado en rotular de acuerdo a su nueva utilización y adscripción, dejando mañosamente la impresión de que el ilegal operativo fue llevado a cabo por parte de la policía estatal por órdenes de la gobernadora.
Se supo que, más allá de la orden judicial que mandató municipalizar el fraccionamiento cuya administración opera la empresa Más Allá de tus Expectativas, del empresario chetumaleño Sergio Zapata Vales y que lleva casi 13 años brindando los servicios de agua potable, mantenimiento, limpieza y vigilancia, que la gran mayoría de las alrededor de 300 familias acepta y paga de total conformidad, detrás del conflicto está un grupúsculo de una veintena de propietarios y varios inquilinos que solo arriendan —tal vez la mayor parte de ellos—, encabezados por Miriam Osnaya Sánchez, exlíder priista y luego directora de la Administración del Patrimonio de la Beneficencia Pública, y Alejandro Polizoff, que se niegan a pagar las cuotas de mantenimiento y lograron un fallo a favor por parte de la justicia federal, pero la empresa administradora cuenta con un amparo que suspende la municipalización, otorgado por el Tribunal de Justicia Administrativa de Quintana Rooque desde luego no ha quedado en firme ni definidos sus términos, pues nunca se había presentado en Chetumal una arbitrariedad de tal magnitud.
Las detenidas, junto con un número indeterminado de hombres, fueron esposadas y subidas a las patrullas para ser trasladadas al cuartel de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, pomposo y eufemístico nombre dado ahora por la simulación gubernamental a Seguridad Pública —a los polis, pues—, que actúa con la misma o peor brutalidad arbitraria que la de las administraciones precedentes.
Se desconoce, a pesar de que en uno de los videos captados durante la alevosa intervención de los esbirros de Yensunni (se escucha a una detenida exigir explicaciones, la justificación judicial para llevar a cabo la virulenta agresión y que se le dijera bajo qué cargos se estaba haciendo la detención), algún motivo fundado para esa intrusión de los prepotentes uniformados, pero sin duda la utilización de vehículos pintados con el escudo, la insignia y el rótulo ajeno a la comuna othonense hizo pensar a más de un observador, en persona o a través de los varios videos que circularon en las salas de WhatsApp, que se trataba de un operativo de la corporación que le rinde cuentas a Mara Lezama, por lo que ante la opinión pública —cual era la intención de la falsaria y chapucera edil Martínez Hernández— fue el gobierno del estado el que ordenó la invasión, cuando en realidad es parte de una serie de acciones malintencionadas de Yensunni, que han perturbado la vida de los residentes de Andara, con pretexto del susodicho mandato judicial pero se dice, por parte de empleados del ayuntamiento que obviamente pidieron el anonimato, que en realidad fue motivada por los deseos ilícitos de la ambición pseudopolítica de obtener gratis una casa en el conjunto residencial.
Para colmo de males, consta en los videos que se han dado a conocer en las redes sociales que los vándalos de la pandilla de Yensunni no solo atacaron al personal y las instalaciones de seguridad de Andara, sino que aprovecharon para robar cámaras, desvalijar el resto del equipo del sistema y destruir maliciosamente las casetas, lo que sucedió cuando los empleados ya habían sido ilegalmente arrestados y subidos a las patrullas para ser trasladados a los separos policiacos. Hasta el momento de redactar estas líneas, el que lo hace no ha logrado averiguar cuál fue el destino de los inocentes vigilantes que fueron secuestrados por los gamberros y rateros uniformados y armados.
Quienes por nuestro trabajo o por el motivo que sea hemos tenido noticia del permanente apoyo de la gobernadora al municipio y a la ciudad capital durante su ingrata gestión, no podemos menos que pensar que la alcaldesa se comporta, al embarrar a Mara en sus tropelías, como aquella perra brava, que hasta a los de casa muerde.
La gobernante de pacotilla —la municipal— debe tener muy claro que no está agrediendo solamente al desarrollador que no ha cedido a sus chantajes y se niega a entregarle sin mediar pago alguno el predio que aspira a poseer, sino que además de hacerlo contra la titular del Poder Ejecutivo estatal está atacando y lesionando a cientos de familias pacíficas, trabajadoras y productivas que ya se encuentran indignadas por ello, y no por cierto piensan quedarse con los brazos cruzados, pues contra lo que se supone en la ciudad por la maledicencia de ciertos medios de comunicación espurios y falsos periodistas en internet, gran parte de los propietarios no son ricos y han hecho esfuerzos de toda una vida por hacerse de un patrimonio inmobiliario para legar a sus familias.
Es infame y perverso el actuar de la inútil Yensunni Martínez.
HOMÚNCULOS
De veras que no tiene límites la estulticia del faccioso y ansioso de protagonismo diputado por el distrito de José María Morelos, José María Chacón Chablé, el mismo que como presidente de la Comisión de Movilidad de la XVII Legislatura del Congreso del Estado defendió a finales del año pasado y principios de este, a capa y espada, a los taxistas facinerosos y amafiados en los sindicatos, que atacaron violentamente a conductores de Uber, debido a tan conocidos cuan ilegítimos intereses que su proverbial torpeza no pudo ocultar.
Esta vez el palurdo pseudolegislador cometió el desatino —por no decir la palabra que empieza con “pend” y termina con “ejada”— de declarar que analiza en el seno de la máxima asamblea estatal —algo por antonomasia imposible, pues para analizar se requiere de razonamiento— “prohibir en el transporte público los narcocorridos o música que incite a la violencia”, siguiendo la torpe postura de la presidenta municipal de Benito Juárez, Ana Patricia Peralta de la Peña, de su par en el congreso, el verde mareado sobre su ladrillo verde ecologista plurinominal Guillermo Brahms González y de otros despistados decimonónicos que, de hacerlo, debieran prohibir también todos los corridos de la Revolución Mexicana, las recitaciones de los mismos que hizo famosa el primer actor Ignacio López Tarso y hasta la cancioncilla de la revolución La cucaracha, “porque le falta, porque no tiene, mariguana que fumar”, que se canta en todos los festivales escolares del 20 de Noviembre.
Mojigatos, abstrusos, obtusos y otros usos, como los abusos de autoridad que comete la alcaldesa de Cancún al proscribir las presentaciones legales y reglamentarias de artistas y conjuntos musicales que van contra su gusto, que va de Timbiriche a Pandora y de ahí al new age, importándole poco las preferencias estéticas de sus gobernados…
Queremos creer que al caso la normalmente lista Ana Paty responde, más que a su propia fresez, a la presión de sectores poblacionales conservadores, de la más rancia cancuniqué, pues, pero en tratándose del diputado de un municipio campesino, eminentemente ganadero, en el que la música que busca proscribir está fuertemente arraigada entre la gente, aún más que en el del desorientado pseudoecologista Brahms, que por lo general es propositivo y razonablemente congruente, solo se trata de una confirmación de la conseja que indica que si hay algo peor que un idiota, es un idiota con iniciativa.
¡Pobre Quintana Roo!
GRILLOGRAMA
¡Proscriban al diputado!…
No es la música, esta vez
Y solo digo una cosa
Que la que sí es perniciosa
Es la severa idiotez
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