Ciudad Chetumal ha experimentado un notable crecimiento, como toda población.

Enunciar los factores que han propiciado la expansión de la mancha urbana a donde nunca imaginamos llegaría y eran las afueras de la misma, sería muy extenso.

En consecuencia, surgen problemáticas sociales que atender, como el suministro de agua potable, el de energía eléctrica y otros más que son catalogados como un plus pero que en la actualidad es una herramienta muy importante como lo es el Internet.

Pero como mencioné precedentemente, el tema urbanístico y otros factores no será objeto de este comentario, sino la movilidad en la capital.

La cual, no ha sido del todo atendida, pues se niegan o cierran los ojos a la realidad que resiente la ciudad, como el gran transito de todo tipo de vehículos y algunos pesados que no deberían hacerlo en el primer cuadro por muchos factores.

Así paulatinamente fueron apareciendo los primeros semáforos en 1968 en la Avenida Efraín Aguilar, en el cruce de la entonces arteria Emilio Carranza hoy Avenida José María Morelos.

Fue hace 55 años y consistió en un artefacto intermitente que emitía una luz color rojo, construído en los Talleres de Obras Públicas, bajo la dirección Enrique Manzanilla, Jefe de Gobernación y Departamento de Tránsito, según varios más serían instalados más no fue así.

Luego en Marzo de 1975, un ciudadano empezó a colocar por iniciativa propia algunos focos intermitentes con luz de color rojo, ya que había algunos cruces viales muy caóticos y que propiciaban varios accidentes de tránsito, pero de nueva cuenta no pasó de ser un acto espontáneo y digno de reconocer sin lugar a duda, porque las autoridades competentes en la materia en aquel entonces no instalaron ninguno más que un par en el Monumento a Leona Vicario que nunca funcionaron y después los retiraron.

Fue hasta principios de la década de los noventa que empiezan a aparecer en la capital semáforos en el más estricto sentido de la palabra y a principios de la década 2000.

Y recientemente antes de concluir la pasada administración gubernamental, algunos en nuevos puntos viales, mas los antiguos permanecieron en deplorables condiciones, otros amarrados al poste y varios cayéndose ya o con luz tenue.

En el cruzamiento de la Avenida Miguel Hidalgo con la Primo de Verdad, hicieron caso omiso al clamor de la ciudadanía consistente en la reactivación de los que ahí se apagaron hace años, porque la movilidad allá es mucha en horas pico.

Hoy leo una noticia de que la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, implementará un operativo para evitar el exceso de velocidad de algunos conductores, pues son muchos ya los accidentes que se registran acá, basta leer someramente las redes sociales y percatarse de ello.

Pero esta medida será paliativa sino hacen un estudio integral y acorde a la realidad para ordenar el tránsito vehicular en algunos puntos conflictivos como lo es la intersección de la añeja Avenida de los Héroes y la  Efraín Aguilar, un tramo sin ninguna restricción y así hay muchos más en toda la capital.

Ojalá se tome en serio este tema de la movilidad y planee una estrategia para atender las humildes consideraciones vertidas por un servidor en esta publicación; si bien no hemos perdido nuestro encanto provinciano hemos crecido por igual y no hay que hacernos de la vista gorda.

La ilustración corresponde a esos hombres que todavía en la década de los ochenta y principios de los noventa aún veíamos transitar sobre algunas arterias citadinas, estampa que evoca a la histórica Payo Obispo, próxima a cumplir por cierto 125 años de nacimiento.

Fabián G. Herrera Manzanilla

Marzo de 2023

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