Feminismos en corto y sin tanto rollo
—Alguna vez estuve, quizás regrese aún, a orillas de la paz,
como una flor que mira correr su bello tiempo junto al brazo de un río.
Olga Orozco, “Relámpagos de lo invisible”
<<Hay una historia que no está escrita en la historia y que sólo se puede rescatar aguzando el oído y escuchando el susurro de las mujeres>>
Rosa Montero, “Historias de mujeres”
María Uicab regresó del pasado para reclamar su lugar en la historia y en letras de oro. Líder militar, reina y Santa Patrona de los mayas rebeldes de la Guerra de Castas, María Uicab fue borrada de la historia “oficial”, esta que ha sido contada por los hombres guardianes del patriarcado.
Apenas el 31 de mayo del 2022, el Congreso del Estado de Quintana Roo, reconoció el papel preponderante de la sacerdotisa maya en ese periodo de sublevación de los mayas. El poder legislativo dio ese paso en la reivindicación de la memoria de María Petrona Uicab, una de las mujeres, porque hay muchas más, que formaron parte de la construcción de la identidad de Quintana Roo.
Esto no es espontáneo. Es el resultado del trabajo de muchas mujeres, mujeres mayas, y también de algunos hombres que rescataron del olvido a María Uicab. Como la investigadora Georgina Rosado, quien ha dedicado gran parte de su obra a las mujeres, la cultura maya y las relaciones de género. El libro “En busca de María Uicab. Reina y santa patrona de los mayas rebeldes”, del que es coautora, revela la preponderancia de la figura de Uicab, su liderazgo en la Guerra de Castas y su influencia que trascendía fronteras. La Maestra Rosado refiere que en su investigación halló algunos documentos que señalan el nombre de María Uicab con anotaciones de historiadores que suponían que al ser mujer se trataba de un error.
Las feministas también están reescribiendo la historia. Agregan trozos del rompecabezas que el patriarcado ocultó en las sombras. Muchos de esos fragmentos han desaparecido para siempre. Otros, a golpes de perseverancia, son recuperados para contarnos un relato menos desigual y donde las mujeres también figuran en sitios de poder, incluso militares como es el caso de María Uicab.
Esa Historia que conocemos, con H mayúscula, es hija del patriarcado. Puede leerse como “la historia contada por los hombres sin las mujeres”; o “la historia contada por los hombres donde las mujeres NO son ni comandantas, presidentas, patronas, dueñas, guías o líderes”.
Estas versiones de nuestro pasado son las claras miradas de machistas y misóginos trabajando en equipo para desaparecer a las mujeres de los sitios de poder y dominio; desde luego, las mujeres están en las crónicas del ayer como representantes de la maldad, de lo que se debe evitar, del pecado, de la oscuridad, la tentación. Los atributos positivos se los adjudican los hombres.
Así la educación “formal”, la de los libros de texto, los libros elegidos en las universidades, está compuesta por autores hombres, como si las mujeres no hubieran participado en las ciencias sociales y exactas.
Sabemos también que este borrado está patente en el arte pictórico, la música, la literatura, la ciencia, y desde luego, la política; en todos los campos de actuar de la especie humana, las mujeres han estado presentes; muchas han escapado a los estereotipos, pero no así de la historia que han escrito los vencedores, es decir los hombres.
Hay mujeres que están esperando que nuevas miradas las traigan al presente. Que se reivindique su legado. Que se reconozca su aportación al mundo. Cuestionemos lo que sabemos y preguntémonos dónde han estado las mujeres.